domingo, 10 de junio de 2012

DMPDV - Grisam se declara a Pervinca

Ese día, al levantarme, se me ocurrió una idea descabellada. Reconozco que por unos momentos me había parecido maravillosa... pero ahora no estaba tan seguro. Si todo fallaba, si ella... No, era mejor no pensarlo. Sólo decidir si quería llevar a cabo la idea o no.
Me destapé por completo, y al comprobar la hora en el despertador vi que solo eran las siete de la mañana. Me froté los ojos y decidí que ya sería incapaz de volver a dormirme, así que bajé a por un vaso de agua mientras meditaba.
Y, entonces, me decidí a hacer lo que tenía en mente. Sí, me iba a costar todos mis ahorros, pero... tenía que hacerlo. Armarme de valor, decírselo, arriesgarme. Porque, si no me arriesgo... nunca sabré que habría pasado.
Cogí mi hucha, que tenía forma de cerdito, cogí también un martillo y la rompí. Había hecho un ruido de mil demonios, así que mis padres y tío Duff debían de haberse despertado.
Me guardé el dinero en los bolsillos del pantalón, cogí una capa y salí de la Tienda de las Exquisiteces a paso ligero. Llegar hasta la joyería, comprar e irme. Nadie debía saber lo que hacía, no debían enterarse de nada. Si lo hacían, se reirían de mí o algo parecido.
Al salir de la tienda, me guardé la cajita en el bolsillo, asegurándome de que no se notaba mucho que la llevaba ahí. Suspiré de alivio cuando volví a entrar en mi habitación y la pude dejar en un lugar seguro.
Volví a meterme en la cama, tratando de conciliar el sueño, pero sabía que era inútil. Solo conseguía hundirme más y más en oscuros pensamientos, así que acabé por bajar a desayunar. Al cabo de unos momentos mi padre bajaba las escaleras también. Me miró, asombrado.
-¿Cómo estás aquí tan pronto?
Me encogí de hombros.
-Tenía hambre.
Me miró con desconfianza, pero cogió un buñuelo y se sentó también. El olor de las rosquillas llenaba la habitación, haciéndola parecer más confortable. Por la ventana se filtraban los rayos del sol, que iluminaban todo el pueblo.
No conté los buñuelos que me comí, pero debieron de ser bastantes. Estaba bastante nervioso sobre lo que pretendía hacer, y mi padre pareció darse cuenta también.
-¿Te encuentras bien? -me preguntó al ver todos los buñuelos que había comido.
-Claro -respondí. Pero no quedó convencido.
-Oye, sabes que puedes decirme lo que quieras, hijo, ¿verdad?
Tragué saliva. No me gustaba ocultar cosas, tampoco mentir. Bueno, la verdad es que si era completamente necesario no me importaba, pero mentir a un ser querido no siempre es agradable.
-Sí, papá. De verdad que no es nada, no te preocupes.
Me miró fijamente a los ojos, pero no dijo nada más.
Me despedí y fui hasta la plaza de Roble, donde había muchos niños jugando al castillo de tiza, al pelota-pared, al escondite, al pilla-pilla... Todos rebosaban alegría y energía.
Me acerqué a los hermanos Corbirock, que en esos precisos momentos estaban peleándose.
-¡Yo no he cogido la pelota! -gritaba Francis, enfadado.
-¡Pues eres el único que ha jugado con ella! -respondía Tommy.
Los otros cinco hermanos daban la razón a cada uno de ellos. Ni siquiera se dieron cuenta de que había llegado.
Miré a mi alrededor, tratando de buscar la pelota desaparecida. Entonces vi a Scarlet Pimpernel, la hija del alcalde, con las manos a la espalda y observando atentamente la conversación. Luego se alejó un poco y, al volver, ya no tenía nada.
Me acerqué al lugar hacia donde había ido, y vi a Mordillo jugando con una pelota. De pronto...
¡PLOP!
La pelota estalló, Mordillo se alejó corriendo y cogí lo que quedaba de la pelota.
Llegué hasta la plaza de Roble, y entregué la pelota a los Corbirock.
-¿Qué es esto? -me preguntó Francis, mirándome raro.
-Es... vuestra pelota -respondí-. Yo no la he cogido. Fue Scarlet, y ella se la dio a Mordillo.
La mirada de Francis se encendió, pero rápidamente volvió a sonreír.
-Gracias -me dijo Tommy, también sonriente.
-Eh... -empecé, algo cohibido-. Siento que estuviera rota...
Pero entonces, al girarse Tommy, vi que tenía en sus manos la pelota tal como había sido antes de que Mordillo la pinchara.
Claro, todos los Corbirock -los siete- son Magos de la Luz.
Estuve jugando en la plaza con todos ellos. Jugamos al pelota-pared, y gané varias veces. Luego, por la tarde, tuve que ir a mi casa a comer.

"Vamos, Grisam" -me dije cuando salí al jardín después de comer-. "Tienes que dárselo... venga."
Pero mis pies no se movieron, era como si estuvieran pegados al suelo con cuatro capas de pegamento. Al final, decidí que podría dárselo al día siguiente.
Pero, entonces, vi una figura corriendo hacia mi casa.
-¿Está Grisam? -preguntó la voz de Pervinca.
El corazón me dio un vuelco.
-Sí, está en el jardín -respondió mi madre.
Vi cómo se abría la puerta del jardín, y la conocida melenita color canela se agitó delante mía.
-Hola -saludó, mientras sacaba de la mochila un pergamino. Me entregó papel y pluma, y los sostuve obedientemente.
-¿Y esto? -pregunté con curiosidad.
Ella me miró con orgullo.
-He decidido escribir un Contra-Reglamento Mágico, en el que algunas reglas del reglamento original serán invalidadas...
Sonreí. Era propio de Vi hacer estas cosas.
Entonces noté el peso de la cajita en mi bolsillo... y decidí que no podía esperar más.
Saqué la cajita y me la escondí tras la espalda.
-Eh, Vi... -empecé. Fijó sus ojos grises en mí, y noté que me sonrojaba-. Eh... yo... Quería darte...
Aparté la mirada, azorado. ¿Por qué las palabras no salían de mí? ¿Por qué mi corazón tenía que latir tan rápido?
Decidí actuar en vez de hablar. Saqué la cajita roja con el lazo dorado y se la entregué.
Ella abrió mucho los ojos, y cuando vio el anillo se puso muy roja.
Cuando ella iba a decir algo, oí pasos detrás nuestra. Alguien estaba corriendo, pero se alejaba rápidamente. ¿Nos habría estado observando?
-Gra... Gracias -dijo Pervinca, dejando la cajita a un lado y poniéndose el anillo.
Los dos nos quedamos sin decir nada. Tomé una súbita decisión, me acerqué a ella y... la besé.
Pensaba que ella me apartaría, que me empujaría... pero no hizo nada de eso.
No estuvimos mucho tiempo así, porque temía que alguien pudiera estar observándonos.
Nos despedimos, se puso la mochila al hombro y la acompañé hasta la entrada... pero ahí encontramos más problemas.
-Te lo ruego, papá, delante de Grisam no -suplicó en voz baja Pervinca.
Pero Cícero no le hizo caso:
-¿SE PUEDE SABER DÓNDE TENÉIS LA CABEZA? ¿Dónde está tu hermana?
Pervinca parecía nerviosa.
-Creía que había vuelto a casa... -balbució.
Cícero suspiró.
-En casa no está. Scarlet nos ha dicho que la ha visto tomar el sendero de la Roca...
-¿Scarlet? ¿Y ella qué sabe?
-¡Sabe muchas cosas, créeme! Entonces, ¿ha huido hacia la Roca después de haberos visto, sí o no?
Pervinca apretó los puños.
-¿Vernos? ¿La Roca? ¿Pero de qué estás hablando? Babú y yo hemos discutido hace más de una hora. Yo he venido a casa de Grisam y ella... ¡no sé adónde ha ido!
-Cálmate, Cícero -intervino tío Duff-. Felí está con ella, la hará razonar...
-¡Felí no está con ella! -interrumpió Vi.
-¿Qué significa eso? ¡Pues claro que está con ella!
-No, no lo creo.
Tío Duff empezaba a enfadarse.
-Pervinca, te lo advierto, mi paciencia tiene un límite. ¡Di lo que sepas ya!
Pero ella no dio más explicaciones. Miró a su padre a los ojos un instante y, después, empezó a correr hacia casa. Sólo dijo:
-Voy a dejarla libre. Vosotros buscad a Babú.
-¿A dejarla libre? -tío Duff se sobresaltó-. ¿Dejar libre a quién?
Cícero pareció comprender.
-¡Oh, no, la han encerrado otra vez en el tarro!
Iba a ir con Pervinca hasta su casa, pero tío Duff me retuvo por el hombro.
-Ahora vete, hijo, ¡pero después hablaremos tú y yo!
Tragué saliva. Sabía qué significaba eso. Me iba a echar la reprimenda del año, porque seguro que Scarlet nos había estado espiando y se lo había contado a mi tío. Por si fuera poco, creo que Vainilla también nos había visto...
Suspiré, me metí en mi habitación, y sonreí. Había funcionado. Vi me quería, y ahora estábamos juntos, ¿no?

15 comentarios:

  1. como mola!!!! además en el libro no dan mucha información de la declaración... eres increible!!!!!!

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  2. Gracias :D Me alegro de que te guste, a mí me ha encantado hacer la historia, ¡esta parte es de mis favoritas! Es que me resulta... fácil meterme en este personaje, es como si fuera yo misma. Así que me imaginé cómo podía haber sido todo y lo moldeé ^^
    Quiero también ver como lo haces tú *-* ¡Cuando puedas publica una, porfi! :D

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  3. Yo aun no puedo publicar ninguno porque no he visto escenas de Francis en el libro, no he leído esto porque aun no he llegado e.e

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  4. Dios!! me ha encantado de verdad. Escribes deputamadre!! me encanta esta escenba es preciosa. Que traviesa soy, volví ha encerrar a Felí jejejeje

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  5. Muchas gracias ^^ Es nueeeeestra esceeena *^*
    Y sí, eres traviesa, pero si yo tuviera un hada también la encerraría xDD La tentación es demasiado fuerte...

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    1. jo es que que grisam es taaaaaan guapo que... me ha encantado la escena de verdad. mientras la leía me la he estado imaginando.
      un beso
      vainilla periwinkle

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  6. Griiii esta GENIALISIMAMENTESUPERMEGAHIPERBIEN!!!!!! jajaja enserio me ha encantado ( mira que yo no soy capaz de estar leyendo la misma cosa durante 30 segundos y este sin duda me lo leeria 1.000 veces mas!) En serio me ha encantado. Me gustaría hacer un DMPDV de la conversación entre Felí y Tomelilla en la que se enteran de que Babú tiene poderes asi que te pedire ayuda mañana :)

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias! :D
      ¡Sííí, haz el DMPDV! Me encanta leer nuevos :D Puedes preguntarme lo que quieras ^^

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  7. ayyy...q romantico,me encantan las escenas asi.
    y claro,grisam,como no te vas a meter en el papel si tienes ganas de vivir lo mismo q Vi,pero con un chavo.
    UuUuUuUuUuUuUuUuUuUuUuUu...

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  8. es muy interesaaaante! =^.^=

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  9. me encanta ademas el amor de Pervinca y Grisam debe continuar nada se debe de entreponer entre ellos dos <3 ;)
    me encanta la historia sigue contando y ke Scarlet se lleve un castigo por fisgona porfa :)

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