Concurso literario - Anécdota divertida: ¡GANADOR!

¡Sí, amigos de Roble! Hoy es 8 de julio, el plazo para enviar los relatos acabó ayer, ¡y hoy publicaré el relato ganador!

Las participantes eran Dulce (del blog Fairy Oak) y Babú (autora de este mismo blog). Debo decir que me ha sido difícil decir qué relato era el ganador, tuve que fijarme en muchos detalles, leer el relato con mucha atención... Además, me decepcionó un poco el hecho de que de nuevo solo se presentaran dos personas al concurso :( Pero bueno, ya habrá más (supongo).

Todos respetaron las pautas, así que no hubo ningún problema. Solamente alguna que otra corrección ortográfica, pero porque soy una maniática con eso :P

Y la ganadora es...

¡Babú!

Su relato estaba muy detallado, y debo reconocer que, leída sin ser ella, resulta divertido (claramente, para ella no xD).

Bueno, aquí os pongo el relato :D

Aquel fin de semana iba a pasarlo en la casa del pueblo de la que era mi mejor amiga, Sofía, por primera vez, y ella, toda ilusionada, me dejó una bici para que fuéramos juntas a ver el pueblo, pero como no nos dio tiempo a verlo todo por la mañana, fuimos por la tarde a un lago que estaba lejísimos, y para colmo, había ñordos de vacas por todo el camino y hacía un calor terrible. Nos acompañaba la hermana de Sofía, Marina. (Una cosa curiosa: yo me llamo también Marina y mi hermana Sofía, que coincidencia ¿no?).

A la mitad de camino nos paramos en un sitio al que en su pueblo llamaban "El Vertedero" (que realmente es un establo de vacas abandonado, al menos cuando fui) y olía fatal (a caca de vaca, nunca mejor dicho), pero allí hacía una sombra muy agradable y después de estar media hora CARGANDO una bicicleta con un calor asfixiante, daba igual lo mal que oliera el sitio y nos quedamos ahí 10 min tomando pica-pica y agua caliente (estaba templada al salir de su casa y, como era de suponer tras tanto tiempo expuesta al sol, se calentó, pero no teníamos otra cosa) y seguimos nuestro camino, porque nos quedaban al menos 15 min de bicicleta. Entonces vimos unas nubes que estaban empezando a tapar el sol, y Marina Junior se estaba poniendo nerviosa y decía que mejor que volviéramos y la "inteligente" de mi amiga siguió con la bicicleta tan tranquila diciendo que "las nubes ya se irían". Entonces, cayó la primera gota a la que siguieron muchas otras y de paso... ¡RAYOS!. Toma ya, una tormenta de rayos y un frío que te pelas y yo me había dejado mi abrigo impermeable (y calentito) en casa de mi amiga porque pensé que no lo iba a necesitar (como excusa diré que me convenció Sofía, siempre con tan buenas ideas), pero al menos me llevé una chaqueta (sin capucha -.-“), algo es algo. Llegamos todas empapadas al lago bajo la primera roca en la que cabíamos todas y mi amiga nos hizo fotos con el móvil de su madre y se nos ocurrió que, ya que tenía un móvil... ¡QUE LLAMASE A SUS PADRES PARA RECOGERNOS! Y así fue, los llamó, pero la llamada se cortó, pero a mi amiga le dio el tiempo suficiente para decirles a sus padres dónde estábamos. En ese momento me di cuenta de que se nos había caído un Kínder Bueno y... ¿qué hago yo? ¡Pues salgo en medio de la lluvia a por él! ¿Qué queréis que os diga? Era pequeña (tendría 10 años), estaba cansada, pensaba que si sus padres no llegaban necesitaríamos comida y en ese momento teníamos: 3 Kínder Bueno, una bolsa de palomitas y 3 pica-picas. Y como la roca era muy pequeña para las tres, Sofía fue la encargada de encontrar un nuevo "refugio" por ser la que insistía en venir ahí y, mientras lo buscaba, llegaron sus padres. Cuando la pobre Sofía vio la roca vacía pensó que nos habíamos ido sin ella, pero se encontró con el coche de sus padres, entró aliviada y un poco mosqueada por el susto, pero, ¿qué podíamos hacer para avisarla?